Un gigante entrometido by Rafael Estrada

Un libro que esconde a un gigante con dolor de muelas y un castillo que esconde una trampa.

Un gigante entrometido

Daniel sacó su linterna y enfocó la muralla salpicada de musgo. Entonces vio, a través de la hiedra, que los muros no estaban hechos con piedras unidas con argamasa, como es habitual en los castillos, sino con restos de juguetes rotos: cientos de miles, millones de juguetes olvidados, abandonados, destrozados y machacados. Se fijó en los pies del gigante y observó que no calzaba zapatos, ni botas, ni nada por el estilo, sino que los llevaba envueltos con tiras de cuero, sucias y mal enrolladas. De nuevo reparó en el niño, se relamió y se dirigió hacia él dando una gran zancada, haciendo sonar los dientes...

Unos amigos, un libro que no es lo que parece, un gigante con dolor de muelas, unos juguetes descarados y un castillo que esconde una trampa dentro del libro.

"Es una buena opción para que los niños de la casa lean un libro con una aventura que les emocionará y les entretendrá. Si tienes que hacer un regalo a un niño ¿por qué no le presentas a este gigante entrometido al que le gusta comer niños que se aburren?" (Puesto de Lectura)

Genre: JUVENILE FICTION / Monsters

Secondary Genre: JUVENILE FICTION / Fantasy & Magic

Language: Spanish

Keywords: Misterio, Humor, Fantasía, Amistad, Gigante, Aventuras, Castillo

Word Count: 15.056

Sample text:

Gonzalo se asomó con muchísimo cuidado, estiró el cuello y quedó impresionado por lo que vio en el inmenso salón: numerosos cuadros y tapices con imágenes de niños aburriéndose cubrían las paredes: niños jugando solos al escondite o a la gallinita ciega; niños que bostezaban leyendo cuentos sin palabras; niños quejicas, niños llorones, niños castigados sin chocolatinas, niños encerrados en el cuarto oscuro... Presidiendo el salón, rodeado de antorchas como troncos de árbol, un enorme cuadro con el rey Herodes ordenando la matanza de los Inocentes; y allí, diminuta, en medio del horrible escenario, Silvia yacía inmóvil sobre una parrilla de hierro.

 —¿Qué podemos hacer? —dijo volviéndose hacia Daniel—. No vamos a entrar ahí a decirle que la llama su madre, ¿no?

El gigante seguía atareado con el caldero, removiendo una deliciosa salsa de su invención. Pero tanto mover y remover sobre el fuego le obligaba a beber una y otra vez del barril que llevaba colgado al cuello.

—¡¡UAAAAAAAAAAAH..., CÓMO ME DUELEN LOS DIENTES!! —gritó con toda la fuerza de sus pulmones—. ¡Y SE ME HA ACABADO EL VINO...!

Entonces oyeron el ruido chirriante y metálico del torno, que estaba elevando el rastrillo de acceso a la bodega. El gigante se acercó a Silvia, la olfateó y en tono de burla le dijo:

—QUÉDATE QUIETA, PEQUEÑA, Y ABÚRRETE UN POCO MÁS, QUE YO VOY ABAJO A LLENAR EL BARRILITO DE VINO Y ENSEGUIDA VUELVO.

Y se alejó hacia la puerta a grandes trancos, con el barril vacío colgándole del cuello, haciendo temblar el suelo con sus pisadas.


Book translation status:

The book is available for translation into any language except those listed below:

LanguageStatus
English
Already translated. Translated by Sonia Vega
Italian
Already translated. Translated by Alice Marta Croce
Portuguese
Already translated. Translated by Paulo Fanha

Would you like to translate this book? Make an offer to the Rights Holder!



  Return