En la República Serenísima del siglo XVIII, el Libro de Oro se abre a la entrada de nuevas familias patricias. Esto lleva a Venecia a dos familias aristocráticas muy especiales, cuya llegada pone en marcha una serie de acontecimientos sangrientos.
¿Será la joven veneciana Giovanna Gradenigo capaz de restablecer la paz?
ILUSTRADO CON FOTOGRAFÍAS DE VENECIA DE MORGANA PHOTOGRAPHY
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Erase una vez una ciudad de agua y piedra, llamada la República Serenísima. Tras siglos de conquistas y dominios, había llegado al siglo XVIII apoyándose suavemente en su neutralidad, como una matrona rechoncha y vaga: los patricios habían comenzado a extender sus ávidas manos hacia tierra firme
y, como en todo cuento que se precie (a menudo también en la cruda realidad), estaban hambrientos de dinero, dinero y más dinero. Por eso se decidió la admisión de un buen número de nuevas familias en el cuerpo
aristocrático, con el fin de sostener la economía de la República gracias a la elevada suma que los nuevos noblespagaban en el acto de inscripción en el libro de oro del patriciado.
En pocas palabras, se aceptaban nuevos patricios previo pago.
Entre las nuevas admisiones se cuenta que estaba la de un aristócrata misterioso, llegado de los lejanos bosques de Transilvania, que había pagado por el patriciado sin pestañear e inmediatamente había adquirido un suntuoso
palacio. El esplendor de la construcción contrastaba ostensiblemente con los pocos criados que había traído consigo, gente parca en palabras, tan es así que ni siquiera los sirvientes de otros nobles habían sido capaces de sacarles detalles sobre su señor.
Oscuros y silenciosos, pero evidentemente fieles a su señor, por conveniencia o por terror.
