Cuentos by Franklin Díaz

Un grupo de cuentos que te harán pasar momentos entretenidos mientras te guían por los caminos de la reflexión serena, la meditación pausada y la introspección profunda.

Cuentos

Un grupo de cuentos que te harán pasar momentos entretenidos mientras te guían por los caminos de la reflexión serena, la meditación pausada y la introspección profunda. Unos textos escritos para ayudarte a mirar en tu interior con sosiego, calma, paz y tranquilidad.

 

Genre: FICTION / Christian / General

Secondary Genre: HUMOR / Form / Anecdotes & Quotations

Language: Spanish

Keywords: reflection, medittion, relax, introspection, relaxingread, relaxread, relaxing

Word Count: 9404

Sample text:

Mamá fue una buena mujer. Fue una persona noble, benévola, muy generosa. Nunca en mi vida la vi enfadada, molesta, ni supe que lo hubiese estado con nadie. Jamás discutió. A nadie contradijo. Cuando en cualquier conversación tuvo una opinión contraria, calló. No entró en contradicciones. De allí que durante mucho tiempo, equivocadamente, yo pensara que fuese fácil de convencer. El tiempo y nuestras múltiples conversaciones me demostraron lo contrario. Siempre fue de convicciones fijas, sólidas, firmes. Solo que por no llevar la contraria, se guardaba sus ideas para sí. Y tenía la precaución de recordar quién no estaba de acuerdo con ellas para evitar expresarlas en su presencia.

Mamá no era mi mamá, sino la mamá de mi mamá, es decir, que mamá era mi abuela. Ocurría que desde siempre la llamé mamá porque mi verdadera madre nos tenía prohibido, a mis dos hermanos y a mí, llamarla mamá. Decía que era muy joven para serlo, aunque la verdadera razón era que eso significaba un obstáculo evidente a la hora de encontrar nuevas conquistas. Era comprensible. Efectivamente, nos había parido siendo muy jovencita. A los 21 años había tenido al último de sus tres hijos —yo—, y aquel mismo año se separó de mi padre definitivamente, con lo que siendo tan joven, era normal que intentase rehacer su vida amorosa con otra persona. Pero no le resultaba muy fácil encontrar pareja siendo, como era, la madre de 3 muérganos como nosotros. Desde pequeñitos nos impuso la obligación de llamarla por su nombre: “María”, aunque por afecto y cercanía todos en casa la llamábamos “Mari”. 


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